jueves, 9 de julio de 2009

Huellas



Deja huella… cincela a golpes la historia y transforma tu existencia en una página inmortal, si es preciso, escribe con sangre, pero jamás dejes mudo el pergamino de tu vida. Entre cardos y espinas rompe camino, un sendero virgen, una brecha empapada de sudor, una meta, un proyecto original que brille en la oscuridad, una estela perenne de lucha y sacrificio.

Que tu vida sea un faro que ilumine a los peregrinos de la mar, un soneto que inspire a los heraldos de la libertad, un camino que transiten los guerreros de la justicia; que la huella indeleble de tus batallas y heridas perdure siempre como testimonio heroico de los audaces que vencieron el miedo y conquistaron la eternidad. Que te amen o te odien porque defiendes a espada los ideales, pero que no te ignoren porque acumulaste años rancios y vacíos.

Los mediocres que apenas respiran, los cómodos que no quieren ensuciar sus manos y los cobardes que huyen al compromiso, éstos se arrastran en los caminos trillados, vegetan, bailan al son de versos comerciales, entregan sus armas enmohecidas y besan los pies de los invasores. Jamás dejarán una huella, sus pasos están dormidos, tienen las velas rotas y entre sus almohadones perdieron el norte de la brújula. Nunca se atreverán a denunciar la injusticia porque empeñaron el púlpito y vendieron su voz, tampoco tendrán la osadía de bregar contra corriente, son mayordomos que se bañan en la cloaca de sus amos.

Dejan huella los soñadores, los guerreros, los que no se amilanan ante las burlas de las hienas y los que se mantienen fieles en las tormentas, en la oscuridad y el fracaso. Dejan huella los humildes que esperan un mundo de libertad y por eso ofrendan la vida por la justicia; aquellos que no le temen a la hoguera y terminan desterrados porque los poderosos nunca lograron domesticarlos.

¡Deja huella!