sábado, 26 de junio de 2010

Sonríe...




Sonríe. Siempre hay algún motivo para sonreír… mira a tu alrededor y descubrirás el mágico pincel de Dios, cierra los ojos y contemplarás la inmensidad de bellos momentos que anidan en tu alma; respira profundamente y siente el rítmico latido del corazón… eres el verso más sublime de la creación.

Las palabras y los gestos dicen mucho, pero la sonrisa lo dice todo. El que no sonríe asusta, su rostro hierve de tristeza y dolor, su mirada está vacía, el corazón marchito y su existencia desértica y muda. Los que olvidaron sonreír tienen enferma el alma, en sus venas corren alocados viejos resentimientos y el rostro mustio y endurecido reclama lástima o quiere morder.

En esos momentos difíciles cuando todo se hunde, nos quedamos solos y el virus depresivo nos invade hasta el tuétano, en esos instantes de amargura y desesperanza…la sonrisa es una suave terapia para encontrar la paz, es una aurora que se impone a la noche, una brisa que aplaca la cruel tempestad.

Si tu barca está a punto de zozobrar y los problemas te han encarcelado en un lúgubre laberinto sin salida, no te rindas ni te retuerzas como fracasado, ojea tu interior y te darás cuenta que no estás solo, Dios siempre te sonríe.

No seas mezquino y sonríe a los demás, quizás no lo sabes, pero en tu rostro escondes una pócima mágica que puede salvar a suicidas desesperados… esa sonrisa, tierna y sincera, es bálsamo para aliviar las cicatrices mohosas de los que agonizan de soledad. Es agua fresca para los que desfallecen deshidratados por falta de cariño y comprensión. La sonrisa es la música que vacía el veneno de las fieras que asechan y descuartizan porque los complejos corroen sus afilados colmillos.

Sonríe… y descubrirás que la vida, con sus penas y alegrías, logros y desengaños, albas y ocasos… está tapizada de copiosas bendiciones divinas. ¡Sonríe!



sábado, 19 de junio de 2010

Se humilde...





Alégrate si eres inteligente y aprendes con facilidad, agradece a Dios por ese talento, pero se humilde, no te vanaglories ni mires con menosprecio a los débiles, retardados y sencillos, nunca te creas superior a los demás, se humilde. Tampoco confundas la humildad con la hipócrita bobería de los incapaces que caminan cabizbajos, con cara de tontos y las garras escondidas. Aquellos que hablan entre dientes, que no levantan la mirada, se sienten indignos, caminan compungidos, no ríen ni se comprometen con nada porque se creen humildes, esos son payasos, hojarascas podridas que el viento arrastra a su antojo, esas caricaturas humanas son cobardes que se esconden en las sombras de la apariencia para no enfrentar la vida con la hidalguía de los guerreros.

Los humildes no fingen, conocen las fronteras de sus limitaciones, aceptan los errores y no esconden los fracasos ni los miedos, saben que la arcilla es frágil y muchas veces no resiste la crueldad de las tormentas; pero no se escudan en las dificultades para evadir la responsabilidad, enfrentan con valentía las equivocaciones y se esfuerzan para superar sus problemas; les resulta difícil caminar, sin embargo, no duermen frustrados porque avanzan con pasos lentos pero firmes.

Los auténticos humildes aman sus talentos, reconocen sus aptitudes prodigiosas, gozan con la genialidad de sus mentes creativas y tocan el cielo con sus manos; a nadie ocultan sus virtudes, pero no son presumidos ni prepotentes, nunca humillan ni se burlan de los menos favorecidos. Los humildes están convencidos que los talentos no se entierran, se les hace producir, son instrumentos al servicio de la humanidad, especialmente de los más pobres y sencillos, los marginados y los olvidados de esta sociedad caduca. Con respeto y dignidad defienden sus derechos, denuncian la injusticia y no se dejan aplastar por los bramidos ni los puñetazos de las fieras.

Los humildes tienen el coraje de superarse cada día, se levantan de sus caídas, tienden la mano a los necesitados, son guerreros de la verdad, apóstoles de la justicia y labriegos de la paz.




sábado, 12 de junio de 2010

Tienes que ser sabio





Dios te creó con una inteligencia maravillosa, una sed de justicia que hierve en tu sangre y una ternura que anida en tu alma. Eres absolutamente original. Un velero de sueños que despliega sus alas al infinito y donde pasa deja una estela de paz y amor.

Eres un genio capaz de volar más allá de cualquier frontera, tu apetito de sabiduría no tiene límites, tu mente es la computadora más brillante que pueda existir en este mundo. Tienes la capacidad para conquistar el cosmos… sueña y lucha… la cúspide será tuya.

Estudia siempre, no te canses de aprender, nunca dejes de leer. No se trata de competir por resultados académicos, reñir por esos primeros lugares forma alumnos mezquinos. La clave es buscar la sabiduría y aplicarla en la vida. Aprende y enseña. Si tus conocimientos los encierras en una torre de marfil, se van a desfasar y pronto el moho los corroerá, comparte lo que sabes y tu saber crecerá lozano y sin ataduras.

Si quieres y te esfuerzas puedes ser sabio, pero cuídate de convertirte en sabelotodo. Los sabios aman la verdad, luchan por la justicia y defienden la libertad; los sabelotodo, viven presumiendo, aplastan a los sencillos y son mercaderes que truecan su ciencia por honores y aplausos. Tu destino es aprender y enseñar, ser luz para iluminar la penumbra que espanta a los débiles, ser pastor que conduzca el rebaño al abrevadero y no lobo que trasquile las ovejas.

¡Tienes que ser sabio, no tienes alternativa! En tus neuronas llevas la fértil simiente que debes nutrir para que florezca en abundancia. Sabio y sencillo, dispuesto a socorrer a los pobres, los marginados, los inexpertos, a los últimos de la clase; sin arrogancia ni lástima, sin menosprecio ni fastidio, con la ternura y la comprensión del maestro que enseña el camino y no espera recompensa.

domingo, 6 de junio de 2010

No quiero ser viejo

Cuando pasan los años tengo miedo envejecer, me asusta ser un viejo… no le temo a las canas ni a las arrugas ni siquiera a perder mis habilidades físicas; no me preocupa tener achaques y arrastrar mis pies al caminar, no me importa usar bastón ni quedarme dormido en el comedor, quizás repita las mismas historias y sólo me escuchen por educación, todo eso me tiene sin cuidado; pero me aterra que mi alma sea vieja y aprenda a ser prudente y calculadora; nunca quisiera que la experiencia se convierta en cadenas que me impidan volar, jamás espero canonizar las estructuras que siempre desafié y no quiero ser saeta que quiebre las alas de los que se atreven a volar; por el contrario, cuando tenga más años anhelo seguir enamorado de mis sueños, aunque se rían y digan que soy un ingenuo idealista.

No quiero envejecer… porque los viejos se creen exitosos por las cuentas bancarias que han atesorado con usura, explotación y corrupción; se creen afortunados porque con vileza se aprovecharon de la inocencia de muchas mujeres que fueron víctimas de su seducción; los viejos quieren comprar todo, creen que el dinero y el poder es una licencia ilimitada para aplastar a los demás y saciar sus intereses mezquinos; los viejos, los que se juzgan buenos, satanizan a los que no comulgan con sus dogmas y los condenan a la hoguera… éstos son los más asquerosos porque en nombre de dios quieren someter y trasquilar a sus hermanos de rebaño. Los viejos hablan como sabios para imponer sus ideas y silenciar las voces discordantes; aprendieron a exaltar el sistema para enriquecerse de las migajas que se le caen a los poderosos… por eso no quiero envejecer.

Aunque pasen los años y mi cuerpo esté atado a una silla, aunque tiemblen mis huesos y les cueste mantenerse de pie, aunque mis manos ya no puedan asir con fuerza, a pesar de todo, quiero seguir soñando… con las montañas que siempre escalé, con la aurora que sacudió la sombra de mis miedos, con la sonrisa de mis niñas a quienes enseñé a caminar, con la mirada agradecida de los pobres a quienes defendí, y también, por qué no, con el recuerdo de los viejos a quienes amargué con la rebeldía, con la irreverencia y mis herejías. Aunque pasen los años quiero seguir soñando con las alas extendidas, firme la voz y el corazón enamorado. No me preocupa ser un anciano enclenque y pasado de moda, me asusta ser viejo y perder mi sangre joven… me aterra dejar de soñar