domingo, 6 de junio de 2010

No quiero ser viejo

Cuando pasan los años tengo miedo envejecer, me asusta ser un viejo… no le temo a las canas ni a las arrugas ni siquiera a perder mis habilidades físicas; no me preocupa tener achaques y arrastrar mis pies al caminar, no me importa usar bastón ni quedarme dormido en el comedor, quizás repita las mismas historias y sólo me escuchen por educación, todo eso me tiene sin cuidado; pero me aterra que mi alma sea vieja y aprenda a ser prudente y calculadora; nunca quisiera que la experiencia se convierta en cadenas que me impidan volar, jamás espero canonizar las estructuras que siempre desafié y no quiero ser saeta que quiebre las alas de los que se atreven a volar; por el contrario, cuando tenga más años anhelo seguir enamorado de mis sueños, aunque se rían y digan que soy un ingenuo idealista.

No quiero envejecer… porque los viejos se creen exitosos por las cuentas bancarias que han atesorado con usura, explotación y corrupción; se creen afortunados porque con vileza se aprovecharon de la inocencia de muchas mujeres que fueron víctimas de su seducción; los viejos quieren comprar todo, creen que el dinero y el poder es una licencia ilimitada para aplastar a los demás y saciar sus intereses mezquinos; los viejos, los que se juzgan buenos, satanizan a los que no comulgan con sus dogmas y los condenan a la hoguera… éstos son los más asquerosos porque en nombre de dios quieren someter y trasquilar a sus hermanos de rebaño. Los viejos hablan como sabios para imponer sus ideas y silenciar las voces discordantes; aprendieron a exaltar el sistema para enriquecerse de las migajas que se le caen a los poderosos… por eso no quiero envejecer.

Aunque pasen los años y mi cuerpo esté atado a una silla, aunque tiemblen mis huesos y les cueste mantenerse de pie, aunque mis manos ya no puedan asir con fuerza, a pesar de todo, quiero seguir soñando… con las montañas que siempre escalé, con la aurora que sacudió la sombra de mis miedos, con la sonrisa de mis niñas a quienes enseñé a caminar, con la mirada agradecida de los pobres a quienes defendí, y también, por qué no, con el recuerdo de los viejos a quienes amargué con la rebeldía, con la irreverencia y mis herejías. Aunque pasen los años quiero seguir soñando con las alas extendidas, firme la voz y el corazón enamorado. No me preocupa ser un anciano enclenque y pasado de moda, me asusta ser viejo y perder mi sangre joven… me aterra dejar de soñar

3 comentarios:

  1. Alejandro, felicidades por dan bonito escrito, comparto tu profundo sentir y deseo, saludos

    ResponderEliminar
  2. Alejandro,
    Gracias por tan interesante artículo...
    Personas como vos, nunca dejarán de soñar... porque llevas la juventud en las venas...
    Dios te bendiga,
    Mauricio

    ResponderEliminar