Suelta las amarras, quita el ancla, rema con fuerza… al azul profundo, a la libertad… ¡Mar adentro! Sólo para audaces, únicamente para guerreros, para los apasionados que saborean hasta la última gota de la vida.
Cada mañana, con la luz violeta de la aurora, suelta las amarras de tu velero, se libre sin las penosas ataduras del qué dirán. No escondas tu originalidad, se tú mismo… el grumete que anhela dejar el puerto podrido, para aventurarse con la ilusión del conquistador…
Quita el ancla que te paraliza, arranca tus niñerías y caprichos que te atan a ese mundo superficial. ¿No ves que eres una veleta que naufraga en el fango y el viento arrastra a su antojo?
¡Rema! ¡Rema! El mar no se alcanza sin trabajo. Las olas desprecian a los guiñapos, a los niñitos que gritan por el agua fría y les asusta la sal que sazona. Rema, suda… deja atrás el espejismo del festival del muelle y lánzate mar adentro… como los grandes, los inmortales, los que dejaron su nombre y sus huellas en la historia.
¡Mar adentro! Con las velas henchidas de un espíritu crítico que no se rinde servil al consumismo burgués, a la moda pasajera y al vicio disfrazado. Con la brújula de la fe para no perder el rumbo y encallar en las hediondas ciénagas de los cobardes que corren cuando se exige sacrificio.
No basta ser bueno… los tiempos difíciles reclaman héroes, mártires; jóvenes perseverantes, dispuestos a superarse siempre, sin temor a las heridas… capaces de dejar el mullido fogón para arrojarse… mar adentro.
Es cierto, hay que navegar mar adentro. Pero cuando estamos adentro, hay una preocupación de iglesia en la actualidad, principalmente en la iglesia de los inmigrantes en países desarrollados; El Futuro de nuestra Juventud. Yo quisiera que ustedes, aunque en situaciones diferentes a las nuestras del choque de cultura y el liberalismo extremo, me dieran una visión pastoral, de cómo reagrupar a los jóvenes y ensenarles que el camino de Cristo es el único. Como incentivarles para mantenerse en las comunidad y evitar que nuestra iglesia en el exterior, se pierda, por falta del amor a nuestra religión y cultura.
ResponderEliminarCiertamente, solamente los audaces y valientes son capaces de soltar as amarras, quitar las anclas, remar mar adentro y aventurarse hacia el azul profundo de la libertad, hacia la tranquilidad y la paz de las aguas profundasque es fruto de la verdad.
ResponderEliminarHoy necesitmos personas capaces de soñar con un mundo nuevo, distinto y mejor al que tenemos; pero eso exige personas libres de toda atadura, capaces de mirar más allá de lo cuyuntural y lanzarce a lo nuevo sin temores.
Siempre he admirado a esas personas que han sido capaces de ir más allá del común de personas, los que han sido capaces de cruzar la frontera de la medicridad para lanzarse a la novedad del Espíritu.
Siempre he admirado a las personas que han roto el anillo de la muerte y han vivido en la verdad, abraando la libertad de los hijo de Dios.