sábado, 21 de agosto de 2010

La vida es bella





¡La vida es bella! Es una sinfonía original y policroma que destella luz y esplendor, una senda virgen que con ternura ansía las huellas del caminante, un lienzo inédito para pintar la existencia; una lágrima, un beso, una sonrisa…

La vida es un exquisito vino rojo para saborear, sorbo a sorbo, gota a gota. Si lo bebes deprisa, nunca entenderás su aroma y ebrio romperás el timón y tu barca encallará pisoteada por los vientos. Se embriagan los vanidosos y los altaneros que esperan que el mundo se rinda a sus pies, los que tragan botella tras botella y luego amanecen vacíos y hediondos… La vida es noble como el vino que danza en el paladar y contagia de una suave y dulce sensación de felicidad.

La vida es un camino que hay que transitar con optimismo, ilusión y empeño. Hay que andar… los que se tiran al suelo cuando les abruma la lejana cúspide, los que se duermen, los que ruedan cuesta abajo, esos nunca van sentir la emoción que embelesa a quien contempla el valle desde la cumbre. Se marcha con optimismo… los quejumbrosos, los aguafiestas y los pesimistas no caminan, se arrastran, se enredan en la maleza y con los primeros tropezones regresan al estercolero. Hay que andar… con la ilusión de los aventureros, que resisten con dignidad los chubascos, vendan sus heridas, permanecen alertas en las oscuras noches y confían que el nuevo amanecer los alcanzará cuando hayan realizado su mejor esfuerzo para escalar la agreste montaña.

La vida es bella… para quienes cincelan, a golpe de martillo, una estela de amor; para los enamorados que disfrutan besos, lágrimas y sonrisas; para los peregrinos que desafían las tormentas y con su empeño conquistan la escarpada cumbre. ¡La vida es bella! ¡Vívela a plenitud!


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